PINOCHO DANDO ESPLICACIONES |
Solemne día el de la Hispanidad, para Pinocho (a pesar de tener que asistir al coñazo del desfile), su gobierno y toda la derecha caracterizada por ese apego a las tradiciones heredadas que no consideran, en absoluto, su beneficio o su perjuicio, su bondad o su maldad, sólo que existieron en el pasado y benefician a sus propios intereses. Aferrándose, por su ideología, a hechos aberrantes por oscuros y macabros que sean, aunque perpetúen la barbarie y la muerte, como las corridas de toros, la caza, el desprecio a la ecología o la negación del pluralismo ideológico y social.
Cuando esos profesores afines al franquismo me contaban las grandezas hispanas de la conquista de América y de esa santa cruzada que llenó a España de grandeza y oro, el asunto era que nunca me acababa de cuadrar. Aquellos conquistadores con espada y cruz en mano, subyugando a aquellos pobres salvajes que había que cristianizar, me inspiraban rechazo y me desconcertaban. En mis años infantiles vislumbraba como verdaderos salvajes a los conquistadores, y a los habitantes de aquellas tierras como las víctimas de sus cruces y sus espadas.
El tiempo me dio la razón a esa intuición infantil ya que desde diversas fuentes se considera la Conquista de América como uno de los más grandes genocidios de la historia de la humanidad. Un siglo después de la llegada de las carabelas de Colón, de los más de setenta millones de indígenas prexistentes sólo quedan tres millones y medio. Primero fueron derrotados por la desproporción de recursos, la sorpresa y la confusión. Luego fueron privados de cultura y creencias, sometidos al trabajo esclavo y a las enfermedades nuevas que les llevaron los europeos.
Probablemente lo que algunos defienden como glorioso descubrimiento, sea algo de lo que histórica y humanamente nos tengamos que avergonzar, ya que no fue otra cosa que una despiadada invasión que llenó aquel hermoso continente de muerte, de exterminio y de saqueo.
Un indígena nativo americano nacido en una reserva sioux de Dakota del Sur, llamado Floyd Red Crown, expresó parte de ese espíritu natural y que sabia de sus ancestros del continente americano cuando dice que: “Cuando Cristóbal Colón y los europeos llegaron a América por primera vez podíamos beber de cualquier rio. Si los europeos hubieran vivido la vida de los indios cuando vinieron, aún estaríamos bebiendo nuestra agua limpia, porque el agua es sagrada, el aire es sagrado y la vida es sagrada”. Por supuesto que estas ideas me parecen mucho más lúdicas, sensatas, hermosas y sobre todo más espirituales y dignas de celebrar.
Por eso yo no celebro ningún día de la Hispanidad, lo que yo celebrare siempre y que es algo mucho más universal, como la milagrosa pervivencia y resistencia de los pueblos indígenas del mundo, de sus culturas exterminadas y de su profunda y lúdica espiritualidad.
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