Francisco Largo Caballero, encarcelado en la Modelo. |
Desde
la galería del salón de mi casa que da a la Plaza del Crucero de
Canido (Ferrol), en las dos terrazas futboleras que existen en la
actualidad veo a unos vecinos agarrados a sus cervezas, desatando su
hombría y Furia Española.
Realmente
tengo que reconocer que me daba pena el griterío de quienes animaban
a La Roja. Sabiendo que España aunque se proclame Campeona de Europa
esta a punto de ser intervenida.
Yo,
no soy futbolero, ni tampoco comulgo con ruedas de molino, pero
cuanto más veo que nos hundimos en el fango, más me reafirmo en mi
identidad socialista, en contra de quienes huyen de cualquier
definición ideológica, escudándose en el futbol porque son gentes
que ya no les queda energía para protestar por nada.
En
mis tiempos era impensable ni siquiera proponer rebajas de sueldos o
eliminar derechos sin una reacción social. Hoy se vota toros en vez
de trabajo y se asume sin rechistar cualquier pérdida de derechos.
Ante
la mirada a través del cristal de mi galería, viendo estos hechos,
vienen a mis recuerdos el pasado, lo que me hace creer que ya es hora
de reivindicar lo que logramos hace décadas luchando contra padres y
abuelos que no pudieron imponernos preceptos que ahora nos quieren
quitar con el apoyo de la especuladora internacional, imponiéndonos
un Nuevo Orden Internacional incompatible con nuestros logros
históricos.
Estos
Mercados Internacionales, hoy no nos invaden físicamente, pero están
acabando con aquellas conquistas, imponiéndonos un Sistema donde no
cabe el ser humano. Yo, me rebelo reclamando nuestra historia y la
labor de la izquierda, esa que hoy atacan los mandados de los
mercados.
Fue
un socialista, Largo Caballero, quien fijó legalmente y por primera
vez en siglos conceptos como las ocho horas, el salario mínimo, las
vacaciones pagadas y el germen de la Seguridad Social y seguro contra
el paro. Los socialistas hicieron de motor dentro de un Gobierno
republicano multipartito, presidido por un señor de derechas como
Alcalá Zamora, el más fecundo de la Historia de España, capaz de
aprobar 315 leyes esenciales, inaugurando una senda social que ni
siquiera el dictador Franco fue capaz de eliminar en su totalidad.
Miles
de socialistas y gentes de izquierdas lucharon y murieron por todo lo
que hemos tenido hasta ahora. O despertamos reivindicando nuestra
propia historia y señas de identidad personal o seremos barridos
junto con aquella obra de millones de jóvenes de los años 70 que
pusimos en pie. Posiblemente con muchos defectos, si; pero
infinitamente mejor de la que nos quieren imponer.
Cuanto
añoro aquella Europa socialdemócrata, nuestra auténtica meta y no
la Europa especuladora e inhumana de hoy.
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