lunes, 16 de enero de 2012

don MANUEL, YA MANDA EN EL OTRO MUNDO.

Manuel Fraga, como siempre
Ya se sabe que la muerte mejora muy mucho a los difuntos. Manuel Fraga con 89 años, gracias al baño con su recordado bañador MEYBA en el Mediterraneo como si de una sirena se tratara, murió esta noche.
Galicia ya tiene otro Santo al que venerar: San Manueliño Fachas Bahamonde.
La clase política de cualquier signo y la prensa escrita parecen mucho más generosos con él de lo que él fue con sus adversarios cuando tenía el poder de la dictadura.
Fraga había añadido a su leyenda el carácter insufrible, tiránico y violento. Sirva como ejemplo Asturias o Julian Grimau. Y, en los inicios de la transición, no podemos olvidar lo de Vitoria o Montejurra.
Para nada quiero vejar la figura del difunto Fraga Iribarne, pero don Manuel no solo hizo política a partir del final del franquismo. Desde mediados del siglo pasado fue un destacado político al servicio del régimen totalitario impuesto por el general Franco y sus secuaces. Fue, por tanto, un colaborador de altísimo rango como Ministro de Información y Turismo. Convirtiéndolo en uno de los hombres fuertes de la dictadura franquista.
Cuando el comunista Julián Grimau volvió a España fue detenido por la policía y ejecutado el 20 de abril de 1963, a pesar de la oleada de peticiones a Franco para que no firmara la condena de muerte, enviadas por gobernates y personalidades de numerosos países democráticos. La campaña de prensa española y extranjera para desacreditar a Grimau la dirigió personalmente el Ministro de Información, el hoy difunto Fraga Iribarne.
También dirigió la espectacular campaña de los 25 años de paz, presentando al dictador como el anciano estadista, bienhechor de todos los españoles, ajeno por supuesto a la guerra civil (1936-39). Asimismo coordinó el referéndum de la Ley Orgánica del Estado, caricatura despreciable de una Constitución Democrática. La campaña en favor de esa Ley estaba autorizada e impulsada por el Gobierno. Pero los contrarios a esa Ley no tuvieron la más mínima oportunidad de decir en voz alta lo que pensaban.
Descanse en paz don Manuel, yo nunca le trague, le deseo que descanse en el olvido y desprecio por los siglos de los siglos y que viva el vino Albariño. o el aguardiente do Ribeiro, y todo lo bueno que tenemos en Galicia. . . . . en estos momentos cualquier cosa sirve para:
BRINDAR POR GALICIA

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